Viernes 7 de octubre | a las 19:30h
Castejón

El repertorio que se presenta hoy nos sumerge en un viaje entre la España del s.XVII y la Italia del primer barroco. Comenzamos en España con un  compositor de la talla de Juan Hidalgo, arpista de la corte de Madrid y autor de la ópera española más antigua conservada «Celos aun del aire matan», del cual escucharemos «Peynándose estava un olmo». Seguimos con Gaspar Sanz, compositor, guitarrista y organista, el cual escribió tres libros de pedagogía y obras para guitarra barroca. Del primer  libro «Instrucción de música sobre la guitarra española, y método de sus primeros rudimentos, hasta tañerla con destreza. Zaragoza, 1697» escucharemos una  «Españoleta» y «Torneo y Batalla». 

Este viaje nos lleva a la Italia de principios del s.XVII con compositores como el gran Girolamo Frescobaldi, considerado uno de los mejores compositores italianos de su época. De él, escucharemos quizá una de sus piezas vocales más conocida e interpretada: «Se l´aura Spira». No podía faltar en nuestro viaje por Italia alguna pieza del conocido Giulio Caccini, compositor, cantante, viola gambista, profesor y teórico. En el prefacio de su publicaión «Le Nuove Musiche, Florencia 1602» encontramos una de las descripciones más claras de como se debía ornamentar e interpretar la monodia de esa época. La monodia acompañada del s.XVII, consistía en una melodía vocal solista con un acompañamiento instrumental, fruto del intento de la Camerata Florentina (grupo de humanistas, artistas e intelectuales en Florencia) de recuperar las ideas de la antigua Grecia sobre declamación, melodía y música.  Para ellos el texto era el elemento principal de la música y querían que se entendiera muy bien. Es por eso que se alejaron de la tradición polifónica renacentista de múltiples líneas melódicas vocales simultáneas, dónde las palabras son difíciles de entender, y escogieron la línea vocal solista cómo su medio de expresión musical. Entre los instrumentos que utilizaron para acompañar la voz se encuentran el laúd, el arpa, la tiorba, o el clavicordio. El acompañamiento, a forma de bajo continuo debia ayudar a la voz en el objetivo de comunicar el significado de las palabras y el sentido del texto. Sus ideales interpretativos, anotados en tratados y publicaciones musicales del s.XVII, eran una interpretación flexible y rica en contrastes, y la necesidad de contraer y expandir el compás según el texto y la cadencia musical.  Estos ideales son más fáciles de alcanzar cuando el cantante se acompaña a sí mismo. En esta ocasión recuperamos esta tradición de acompañarse a si mismos como hicieron tantos músicos como Jacopo Peri,  Victoria Archilei o Giulio Caccini.  De éste último escucharemos dos piezas, una estrófica como «Dalla porta de Oriente» y el madrigal «Fortunato Augellino».

Y acabamos este viaje para volver a nuestro punto de partida, de la mano de  José Marin, cantante, compositor, guitarrista y arpista. El cual realizó también un viaje de ida y vuelta a Italia, en concreto a Roma. Quizá lo que más se conoce de él es su vida turbulenta por sus actos delictivos de robo y homicidio, pero en su música podemos encontrar una de las colecciones más importantes de la época, la que se conoce como «Libro de tonos de José Marín» o «Cancionero de Cambridge». En él hay 51 tonos humanos para voz y guitarra de cinco órdenes escritos en tablatura. De esta colección escucharemos «Ojos, pues me desdeñais» y «Si quieres dar Marica en lo çierto».